Cautivan con historias en barro los ganadores del 43 Premio Nacional de la Cerámica
- Tres artesanos jóvenes y cuatro de trayectoria plasman el amor, pasión, creatividad y genialidad en la práctica de esta centenaria rama artesanal
- Costumbres, tradiciones, fiestas y diversas prácticas culturales de la comunidad son recreadas en piezas moldeadas a mano
En San Agustín Oapan, Guerrero, zona nahua del Alto Balsas, sus artesanos se distinguen por trabajar la arcilla blanca y decorados con engobes de tierras naturales. Desde la época prehispánica es región de los tlacuilos, es decir, los que escriben pintando. Esta compleja técnica de decoración en barro cuenta las historias de la comunidad.
Una de estas escenas cotidianas fue plasmada por la joven Verónica Martínez Parra, ganadora del 43 Premio Nacional de la Cerámica en la categoría Cerámica tradicional con su pieza “Jarrón con asas”. Este recipiente utilitario no sólo vincula el agua y la tierra, sino que su decoración tiene que ver con la siembra, el oficio artesanal y el rescate de la imagen de las aves del lugar.
Del mismo San Agustín Oapan, Venancio Dionicio Andrés, artesano nahua de 75 años de edad y trayectoria de largo aliento como alfarero, modeló a mano la pieza “Compra de mercado”, ganadora en la categoría Figura en arcilla. En ella, una pareja de vendedoras va con sus aves y frutos a este punto de encuentro de los habitantes del pueblo. Ambas figuras destacan por su destreza técnica y decoración alusiva a la naturaleza y fiestas del lugar.
Con el título “Qué molazo”, Germán Vázquez Montoya fue el triunfador en el rubro de Alfarería sin plomo. El autor proviene de una familia que por generaciones se ha dedicado a la cerámica utilitaria. Su obra es una gran olla para mole decorada al interior con grecas, flores, mariposas y los soles característicos de Metepec. Es un llamado a la convivencia social y con aquel dicho popular que reza: “sin mole no hay fiesta”.
Paisano de Vázquez Montoya, es el ganador de la categoría en Cerámica Navideña, Rodolfo Sánchez Fierro, con su obra Nacimiento en roca. Esta pieza se distingue por su barro color negro, adquirido gracias la técnica de reducción de leña, además de que cada una de las figuras que conforman la flora, fauna y los personajes del belen tradicional fueron realizados con extraordinario detalle.
De Ixtapan de la Sal, el joven José Antonio Ayala creó la Escultura en cerámica titulada “Duelo de la infancia”, en ella un joven desnudo carga con un demonio en su espalda. El autor quiso hacer alusión a los complejos, tabús sexuales y las herencias familiares que todo ser humano trae a cuestas y se cuestiona durante la etapa de la adolescencia.
Fernando Peguero García, ganador en la categoría Cerámica contemporánea, proveniente de una familia de alfareros zapotecos, decidió combinar sus conocimientos cultivados en la academia con el oficio tradicional aprendido de sus padres, en la elaboración de un frutero modelado a mano, con un calado que logró de forma magistral y decorado con óxido y esmalte.
Maestro de su oficio en la Cerámica en miniatura, el guanajuatense Abel Ávalos Guerrero repitió como ganador este año con su pieza “Inspiración del corazón”. En una obra de no más de 7 centímetros de alto por 11 de ancho, el artesano mostró la fiesta en el pueblo con la representación de la iglesia de Dolores Hidalgo y la celebración de tradiciones y prácticas culturales como el ritual de los voladores.