Infancia, amor, costumbres y tradiciones del pueblo zapoteco,
pilares de la obra ganadora del Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2018
- El oaxaqueño Esteban Ríos Cruz es el ganador en su decimoquinta edición, por el poemario en lengua zapoteca del istmo “Ca guichu’ guendarieedasiló”/ “Las espigas de la memoria”.
- Con la entrega de este premio, la Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas concluye el Festival Nacional de las Culturas Populares
“La primera idea que cruzó por mi mente fue: ¡es fantástico recibir el Premio Nezahualcóyotl! Es un compromiso que me lleva a soñar con nuevas metas en la creación literaria y continuar difundiendo a través de mi obra los valores culturales y la cosmovisión del pueblo zapoteco. Es un reconocimiento a mi lengua y a todas las lenguas originarias”, expresó el poeta oaxaqueño Esteban Ríos Cruz, ganador del 15º Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas.
Con el poemario en lengua zapoteca del istmo “Ca guichu’ guendarieedasiló”/ “Las espigas de la memoria”, Ríos Cruz es acreedor a esta distinción, otorgada desde 1993 por la Secretaría de Cultura -antes Conaculta- a través de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU). La premiación se llevará a cabo el domingo 19 de agosto, a las 12:00 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Oriundo de Asunción de Ixtaltepec, localidad ubicada en el Istmo de Tehuantepec, el vate lleva en la sangre la poesía y su amor por la cultura zapoteca. Es Egresado de la Escuela Normal Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA, colaborador en múltiples publicaciones y autor de nueve libros, seis publicados y tres inéditos.
El también ganador de múltiples premios, entre ellos el CaSa, creación literaria en lengua zapoteca 2012, y de Literaturas Indígenas de América (PLIA) en el año 2014, aseguró que la difusión de la poesía en lengua materna debe ser un compromiso de todos los creadores. “Abrir nosotros mismos espacios, no como una dádiva, sino como una forma de respeto y sobre todo de dignificación de lo que son nuestras lenguas originarias, que tienen su propia identidad, valores culturales y que es meritorio reconocerlas en nuestro país y a nivel mundial”.
Agregó que los premios tienen que ir acompañados de acciones y abrir preguntas como: ¿Estoy promoviendo con mi obra el gusto por la poesía en lengua? ¿Hay lectores ávidos de disfrutar estos escritos literarios? “Esto más que preocuparnos nos ocupa como creadores. El trabajo debe partir en nuestras localidades. Si como poeta aspiro tener lectores e impulsar el gusto por la lectura, en mi comunidad tienen que haber talleres donde participen todos, que quieran leer y escribir desde su idioma” dijo enfático Ríos Cruz.
El vate reconoció que, aunque las instituciones educativas y culturales -como en el caso de la DGCPIU- han buscado acercarse a la obra literaria y la cultura de los pueblos originarios, es un hecho que la lengua se hace a partir de los hablantes. “Se tiene que hablar, disfrutar en una lectura y crear una escritura. Esto implica un trabajo de familia, ahí es donde está la fortaleza del idioma, es ahí donde se hace la mayor promoción para su fortalecimiento. De esta manera tendremos no sólo lectores, sino creadores literarios”.
Por otro lado, al referirse al título de su poemario “Ca guicchu’ guendarieedasiló”/ “Las espigas de la memoria”, Ríos Cruz aclaró no tiene que ver con las espigas del trigo, como la mayoría pensaría, sino cuando empieza a florecer el maizal y da sus primeras flores, sus frutos: los elotes. “El maíz es un elemento vital, sagrado en las culturas originarias, lo mismo en la zapoteca”, aseveró.
Las espigas para el escritor son las experiencias, las ideas y anhelos que ha tenido en su vida. Todo ello creado y reunido a lo largo de su vida en esta obra, compuesta por 83 poemas y dividida en cuatro partes. La primera de ellas se refiere a su infancia, con versos que rememoran juegos y alegrías infantiles; a seres mágicos y simbólicos de la cultura del istmo oaxaqueño como la tortolita y el sapo.
Otra sección está dedicada a la cultura zapoteca, “de lo que hoy implica que nuestras lenguas estén en riesgo de extinción -desde a la Conquista española-, pero no en el sentido de un lamento, sino de exhortar a fortalecer lo que somos y no de lo que perdimos. En todo el mundo, uno se encuentra al zapoteco de espíritu libre y aventurero, de alegría por la vida, y creo que nuestro pueblo se distingue por eso”, manifestó Ríos Cruz.
En un tercer apartado, el poeta retrata las costumbres y tradiciones de la región del Istmo de Tehuantepec, ilustradas con prácticas como: el rapto, la boda, la fiesta del lunes -como se le llama también al recalentado, un día después de la fiesta- o la “cura de espanto”.
La cuarta y última parte, dedicada a su esposa Mari, evoca al amor y al erotismo. En el extenso poema “Mi corazón es una nutria”, el autor vierte el caudal de emociones, pensamientos, deseos y experiencias que guarda en esta materia.
El Premio Nezahualcóyotl, pionero a nivel nacional en el reconocimiento en la creación literaria en lengua materna, tiene el objetivo de estimular la creatividad literaria de los escritores indígenas de México, así como su contribución a la literatura nacional, por medio del reconocimiento de los creadores que han incorporado la riqueza expresiva de las lenguas y las culturas indígenas a los géneros de la literatura contemporánea.