Alfredo Vilchis Roque narra con exvotos sus crónicas del barrio
Con más de 30 años pintando exvotos, Alfredo Vilchis Roque expresó, en entrevista, que el exvoto es una historia necesaria por contar y conocer. “Es una expresión que no debemos perder. Creo que es importante dar a conocer los sentimientos de las personas y así mantener la tradición de este arte popular pictórico”.
La Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, a través del Museo Nacional de Culturas Populares, presenta Crónicas del barrio, exvotos mexicanos contemporáneos, un recorrido por la obra de Alfredo Vilchis Roque, quien en su propuesta artística recrea las prácticas populares de los mexicanos, empleando como herramienta el exvoto.
Vilchis Roque comentó sobre esta exposición: “Me mantiene vigente en estos caminos del arte que son muy difíciles de recorrer”. El artista, oriundo de la Ciudad de México, también es conocido como el “pintor de barrio” -sobrenombre que le dieron en el mercado de La Lagunilla, lugar que le abrió los brazos para exponer y vender sus piezas cada domingo-.
En Crónicas del barrio, Alfredo Vilchis invita al espectador a conocer su trayectoria a través de 120 pinturas, que se exhiben en las Galerías 3 y 4 de este museo, a partir del próximo 19 de octubre y hasta el 9 de febrero del año 2020.
Artista autodidacta, Vilchis Roque inició sus primeros trabajos pictóricos por necesidad económica. Al no contar con un trabajo estable y suficientes estudios académicos, se refugió en aquello que siempre supo hacer: dibujar. Sus primeras piezas fueron paisajes en miniatura y personajes de la ciudad sobre trozos de madera o soportes de cartón.
Un día descubrió en un mercado un pequeño retablo y quedó cautivado. “Cuando me encontré con el retablo ya no lo solté o el retablo no me soltó a mí”. Desde entonces, Alfredo Vilchis se decantó por la pintura votiva.
Esta motivación artística lo ha llevado a dedicar parte de su tiempo a estudiar e investigar en iglesias, libros, periódicos y revistas. En su camino se encontró con la obra de Frida Kahlo y Diego Rivera, grandes maestros de la plástica mexicana que le han servido de inspiración.
El pintor también recuerda que fue precisamente en el barrio La Lagunilla donde conoció a Carlos Monsiváis, quien le dijo que en sus retablos describía el sentir del barrio. “Siempre que pasaba por La Lagunilla veía mis exvotos. Le llamaban mucho la atención los de la lucha libre. Me decía que mis retablos eran historias de la ciudad, que yo era un cronista de mi tiempo”.
En ese sentido, Vilchis Roque reconoce que, para reflejar la realidad del entorno cotidiano, sus exvotos se basan en las historias que la gente le cuenta. “Me piden que les haga un exvoto del santo de su devoción. Me tienen confianza y eso me motiva a seguir adelante y continuar plasmando mis historias, que me salen del alma, pero que pinto con el corazón”.
Fue también en La Lagunilla donde conoció al autor francés Jean-Marie Gustave Le Clezio. Tras diversas visitas a su taller conocido como el Rincón de los Milagros, el escritor lo invitó a exponer su obra en el Museo del Louvre, en París, Francia, con la muestra titulada “El museo del mundo”.
Los retablos de Vilchis también han sido exhibidos en museos de Alemania y Estados Unidos. Asimismo, las cineastas Luciana Kaplán y Andrea Álvarez realizaron en el año 2004 el documental -nominado al Ariel por mejor ópera prima documental- Milagros concedidos, sobre la obra plástica del pintor.
En ese entonces, Kaplán comentó que cuando conoció el trabajo de Vilchis, lo que más le atrajo fue su capacidad de pintar temas modernos en una tradición tan antigua como los exvotos.
En Crónicas del barrio, exvotos mexicanos contemporáneos, el artista propone al espectador un viaje a través de sus trazos y pinceladas, llenos de religiosidad, humorismo y sátira. Aborda temas relacionados con la problemática de los campesinos y migrantes; noticias como el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York; espectáculos y deportes, entre ellos la lucha libre, la tauromaquia y el futbol; y hasta sucesos curiosos, por ejemplo, en un exvoto un luchador enmascarado le da gracias a San Juditas Tadeo por conservar el secreto de su amor clandestino.
Como parte de la muestra, el público también podrá conocer algunas figuras religiosas que han inspirado al “pintor del barrio”, entre ellas Jesucristo, la Virgen de Guadalupe y el Niño Pa. Asimismo, participan en esta exposición los tres hijos del pintor: Daniel, Luis y Hugo Vilchis, quienes, a decir de su padre, “continúan, desde su estilo y punto de vista muy particular, la tradición pictórica familiar”.
Alfredo Vilchis Roque afirmó: “Mientras Dios me permita pintar exvotos, seguiré expresando este sentimiento que me llena de orgullo como mexicano, como creador de este arte popular pictórico”.
La muestra Crónicas del barrio, exvotos mexicanos contemporáneos, se inaugura el sábado 19 de octubre, a las 12:00 horas, en las Galerías 3 y 4 del Museo Nacional de Culturas Populares (Av. Hidalgo 289, col. Del Carmen, Alc. Coyoacán, Ciudad de México. Permanecerá hasta el 9 de febrero de 2020. Horario: de martes a jueves de 10:00 a 18:00 horas y de viernes a domingo de 10:00 a 20:00 horas. El domingo es entrada libre.
Exhiben estandartes festivos del Istmo oaxaqueño en el Museo Nacional de Culturas Populares
La región oaxaqueña del Istmo es escenario de las fiestas denominadas “Velas”, que se celebran durante todo el año. Las más importantes ocurren en el mes de mayo, periodo que coincide con el inicio del ciclo agrícola y la llegada de las primeras lluvias.
Son festividades zapotecas de origen prehispánico que fueron resignificadas con la llegada del catolicismo y actualmente se realizan en honor a los santos patronos de oficios, familias, comunidades o regiones. Los estandartes son piezas fundamentales en los protocolos previos a la misa principal de la celebración o “Vela”.
Con el objetivo de mostrar no sólo la creatividad artística plasmada en estas piezas, sino también la expresión cultural de esta región de Oaxaca, la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, a través del Museo Nacional de Culturas Populares, presenta la exposición Banda’saa. La imagen de la fiesta. Estandartes de la región del Istmo.
La colección que conforma esta exposición es única en su género, ya que los estandartes son objetos de alto valor devocional y simbólico; las personas o familias suelen conservarlos en su hogar por ser testimonios de su ofrenda y participación en las fiestas.
Algunas de estas piezas, exhibidas en la Sala Cristina Payán de este recinto museístico, fueron realizadas por pintores populares anónimos y otras por reconocidos maestros como Cándido Carrasco, Pedro Pedrada o Mariano Toledo, hacia el último tercio del siglo XX e inicios del XXI.
En las imágenes de estos objetos, además de la Virgen, se pueden observar santos relacionados con gremios como san Pedro Cantarito, patrono de los alfareros, o la Santa Cruz de los pescadores. Los estandartes son un ofrecimiento de los mayordomos a su patrono, parroquia o capilla, en agradecimiento por los bienes y favores recibidos durante el año o por una promesa determinada.
Estos lienzos forman parte de las procesiones anteriores a la misa principal de la “Vela”. El primer día de fiesta, durante la “Calenda”, los mayordomos portan los estandartes en el trayecto desde su casa hacia la iglesia. En esta caminata -acompañada de bandas de música- se invita a los habitantes de la comunidad a formar parte de la celebración.
Al segundo día, los estandartes abanderan el desfile de carretas, carros alegóricos y cabalgatas, conocido como “Regada de frutas”, encabezado por los mayordomos, la reina de la fiesta con su corte de honor, capitanas y capitanes. Este recorrido a través de las calles principales tiene como finalidad depositar en el templo correspondiente las velas y ofendas que serán utilizadas en la misa del santo festejado al tercer día. En esta procesión las reinas y su corte van “regando” o entregando regalos, frutas y enseres domésticos a la población.
La muestra Banda’saa. La imagen de la fiesta. Estandartes de la región del Istmo se presenta a partir del 19 de octubre en la sala Cristina Payán del Museo Nacional de Culturas Populares (Av. Hidalgo 289, col. Del Carmen, Alc. Coyoacán, Ciudad de México). Horario: de martes a jueves de 10:00 a 18:00 horas y de viernes a domingo de 10:00 a 20:00 horas. El domingo la entrada es libre.
Llega a Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas el 6º Encuentro con la Música Norestense
Los fines de semana del 12 al 25 de octubre, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila se convertirán en sedes del 6º Encuentro con la Música Norestense. Agrupaciones consolidadas y de nueva creación serán las encargadas de mostrar la riqueza musical que comparten como región a partir de propuestas musicales y sonidos provenientes de géneros como la polka, redova, chotis, foxtrot, mazurka, huapango norteño, la canción ranchera y el corrido, entre otras.
Las agrupaciones que participarán en este encuentro rendirán homenaje a la memoria de dos figuras representativas de esta música: José Garza “Pepe Charango” (1954-2017) y Norteños de Río Bravo, cuya carrera quedó trunca el año pasado con la muerte de Elías y Cuitláhuac Hernández Gutiérrez, dos de los integrantes de la agrupación.
Grupo Tayer, Los Hermanos Soria, Esencias, Los Montañeses del Álamo, Redova y Sotol y el Grupo Mezkal son las agrupaciones que integran el cartel de este sexto encuentro. El público de todas las edades disfrutará de conciertos al aire libre en las plazas principales de Montemorelos y Linares, en Nuevo León; Juárez y Progreso, en Coahuila; y Matamoros, en Tamaulipas.
El Encuentro es organizado por las instancias de cultura estatales y municipales de los gobiernos de Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, incluyendo Conarte y Tayer Cultura, en colaboración con la Secretaría de Cultura, a través de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, en línea con el objetivo de construir una política integral que identifique y estimule tradiciones y prácticas culturales locales.
La tradición oral de la música del noreste es ya uno de los bienes patrimoniales que se han conservado y traspasado de generación en generación. Esta rica herencia de la cultura popular tradicional surge con sonidos cuya influencia viene desde la Colonia, las músicas mestizas y centroeuropeas que se arraigaron y adquirieron un estilo regional.
Hoy en día estas músicas se reinventan y llegan a nuevos públicos de todas las edades. Promotores culturales, investigadores, músicos e instituciones se dan a la labor de recopilar, preservar, difundir y crear nuevos espacios para la expresión de este legado.
El sábado 12 de octubre, a las 20:00 horas, en la Plaza Principal de Matamoros, Tamaulipas, se presentará el Grupo Tayer, reconocido representante de la tradición musical de la región con una trayectoria de 27 años. Su labor incluye la promoción y organización de las ediciones de este encuentro, teniendo como propósito el aprecio y disfrute de la música de la región.
Le acompañará otra gran agrupación originaria de Nuevo León: Los montañeses del Álamo, orquesta típica que conserva su vigencia, con un repertorio que revitaliza la música de antaño.
El sábado 19 de octubre, a las 19:00 horas, los habitantes y visitantes de Montemorelos, en Nuevo León, recibirán en la Plaza Principal a Redova y Sotol, quienes, desde su natal Saltillo, Coahuila, mostrarán su virtuosismo en la interpretación de las músicas tradicionales de la región. Después tocará el turno al Grupo Mezkal, quienes además de su proyecto musical, son multiplicadores con un semillero de niños que incursionan en la música del noreste.
Otro grupo neolonés que estará participando son Los Hermanos Soria. Con el acordeón, bajo sexto y voces han explorado en la construcción de un estilo musical propio con piezas del repertorio clásico y creaciones de su autoría.
El domingo 20 de octubre, a las 19:00 horas, en la ciudad de Linares, Redova y Sotol se presentarán de nueva cuenta, pero ahora acompañados del grupo Esencias, intérpretes del folclor nacional y particularmente de los ensambles regionales norestenses de cuerdas y fara fara.
Cerrará la velada nocturna la Reina de la Tambora de Linares, agrupación compuesta por una pareja de músicos, quienes también buscan que su joven hijo preserve el tradicional sonido compuesto por el ensamble de tambora y clarinete, característico en estos lugares.
Las presentaciones musicales concluirán en Coahuila, el jueves 24 de octubre, a las 19:00 horas, en la Plaza Principal Juárez. Abrirá los conciertos la banda Los Buitres, que nace como agrupación en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, son ejecutantes de la música tradicional en su ensamble de fara fara. Los Hermanos Soria y Los montañeses del Álamo participarán de nueva cuenta en este encuentro.
La presentación de los conciertos del jueves se repetirá el viernes 25 de octubre, pero esta vez con el público de Progreso, en la Plaza Principal. La música iniciará a partir de las 19:00 horas.
Pepe Charango y Norteños de Río Bravo
José Garza, también conocido como Pepe Charango, se distinguió como un custodio de la canción urbana y tradicional, dedicó más de cuatro décadas a la enseñanza musical y formó grupos de folclor latinoamericano y la Agrupación Cultural Pionero, A.C. Asimismo, fue cofundador y director del Grupo Tayer, que, como es bien sabido, se ha dedicado a la recopilación y difusión de la memoria musical del noreste del país. Durante 25 años Pepe Charango recorrió el país en festivales e impartió conciertos didácticos.
En tanto, los jóvenes de la agrupación Norteños de Río Bravo siempre se caracterizaron por su carisma en el escenario y por ser dignos representantes de la música tradicional de fara fara. Exploraron en la ejecución de la música norestense ensamblada con la danza folclórica durante un concurso nacional de talento.
En marzo de 2018, durante la 5ª edición del Encuentro con la Música Norestense, Norteños de Río Bravo se encargaron de cerrar las presentaciones con el concierto de clausura, durante el cual fueron ovacionados por el público.
Reconocen la maestría de siete artesanos mexicanos en el 43 Premio Nacional de la Cerámica
Cuatro ceramistas de trayectoria y tres de reciente generación, provenientes del Estado de México, Guerrero, Guanajuato y Oaxaca, quienes se han destacado por su trabajo en favor de la alfarería nacional, son reconocidos en el 43 Premio Nacional de la Cerámica que otorga el Gobierno de México, la Secretaría de Cultura y el estado de Jalisco.
Con el objetivo de fomentar la recuperación de las técnicas y diseños tradicionales de la alfarería mexicana, así como estimular la creatividad de los artistas y artesanos del barro, el Premio Nacional de la Cerámica llega a su edición 43 mostrando la extraordinaria creatividad de las manos mexicanas en esta rama artesanal, la más antigua del país.
En el salón Adolfo López Mateos del Complejo Cultural Los Pinos, los siete artesanos ganadores recibirán, cada uno, una presea de plata y un estímulo económico de 130 mil pesos. Verónica Martínez Parra fue acreedora al primer lugar en la categoría de Cerámica tradicional y Venancio Dionicio Andrés, en Figura en arcilla. Ambos son originarios del pueblo nahua de San Agustín Oapan, Guerrero.
Asimismo, los mexiquenses provenientes de Metepec, Germán Vázquez Montoya en la categoría de Alfarería sin plomo y Rodolfo Sánchez Fierro, en Cerámica navideña; así como José Antonio Ayala, de Ixtapan de la Sal, en el rubro de Escultura en Cerámica.
Abel Ávalos Guerrero, de Dolores Hidalgo, Guanajuato, también es reconocido en la categoría de Cerámica en miniatura; al igual que Fernando Peguero García del pueblo zapoteco de Santa María Atzompa, Oaxaca, por Cerámica contemporánea.
El jurado calificador estuvo conformado por 12 miembros, algunos especialistas en arte popular y también por ceramistas de oficio, quienes se encargaron de evaluar las obras bajo el criterio de originalidad, diseño, calidad, dominio técnico, presentación y ejecución completa.
Tres de los siete artesanos galardonados son jóvenes, lo que habla de la continuidad de la tradición, el amor por el oficio y el patrimonio cultural inmaterial presente en las técnicas y los saberes ancestrales que se revitalizan en cada edición.
Este premio es organizado por el Consejo de Premiación, que está integrado por Presidencia de la República, Secretaría de Cultura, Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), Gobierno del Estado de Jalisco y Gobierno Municipal de San Pedro Tlaquepaque, Jalisco.
La creación de estas piezas son una muestra del desarrollo artesanal de México, en el que se amalgama el pasado y presente de nuestra historia. El origen de este arte popular es un saber intrínseco de los pueblos indígenas, que a su vez se enriqueció con las aportaciones de otras culturas luego de la llegada de los españoles al país.
La alfarería y cerámica o el arte de trabajar en barro, es una práctica que, aunque en esencia es sinónimo de tradición, los creadores han buscado nuevas expresiones plásticas: motivos, composición, formas, colores y conceptos.
Para la Secretaría de Cultura es muy significativa la entrega de este premio porque no sólo reconoce el oficio de alfarero, presente en todas las regiones con diversas formas, estilos y colores, sino porque es parte del patrimonio cultural inmaterial vivo de México. Es en la cerámica donde se refleja parte de nuestra historia, origen, identidad.
Desde barro natural o mezclado con distintas arcillas, en técnicas como el modelado, moldeado, torneado, vidriado, bruñido y decorado, y con acabados naturales o en diferentes matices por efectos del fuego, con este noble material se siguen realizando obras que maravillan a propios y extraños.
Este premio es también un compromiso por parte de las instancias que lo entregan, como una forma de continuar apoyando esta tradición, fortalecerla y siga siendo opción de vida para miles de artesanos que viven de esta actividad.
El Premio Nacional de la Cerámica se inscribe dentro de la Ley General de Estímulos y Recompensas Civiles del Gobierno de México. Las piezas de los ganadores formarán parte del acervo del Museo del Premio Nacional de la Cerámica Pantaleón Panduro, en San Pedro Tlaquepaque, Jalisco
El cacao, protagonista del Primer Festival de Cultura Alimentaria en el Museo Nacional de Culturas Populares
El cacao no sólo es una de las aportaciones alimentarias más importantes de la historia, dado sus múltiples usos en el mundo. En México, además de ser una semilla presente desde tiempos ancestrales, destaca su valor cultural, su uso social, ritual, curativo, incluso durante una época, como moneda de cambio.
El Programa Las Semillas que nos dieron Patria de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura, invita al Primer Festival de Cultura Alimentaria. El cacao, del 2 al 6 de octubre, de 10:00 a 20:00 horas, en el Museo Nacional de Culturas Populares.
A partir del 2 de octubre, 47 productores y transformadores de cacao de la Ciudad de México, Chiapas, Estado de México, Hidalgo, Querétaro y Oaxaca ofrecerán al público productos de cacao y sus derivados. En tanto, del jueves al domingo, se llevarán a cabo talleres, charlas, conferencias y presentaciones de libros.
Este año, la Secretaría de Cultura, a través de la DGCPIU, ha impulsado proyectos en favor de la promoción, difusión y fortalecimiento del cacao. El primero de ellos inició con la firma del convenio de colaboración con CONFIMEX en el Museo del Chocolate, en el marco del Día Nacional del Cacao y el Chocolate.
Los esfuerzos continúan con este Primer Festival de Cultura Alimentaria El Cacao, donde se celebra a esta semilla que nos han dado patria, con el objetivo de retomar no sólo su valor cultural, sino alentar su consumo de la mano de los productores directos y el trabajo colectivo en las comunidades.
El cacao hoy en día es símbolo de convivencia cotidiana y elemento infaltable en celebraciones como el Día de Muertos, fiestas patronales, nacimientos y matrimonios entre otras manifestaciones culturales de las culturas de México, tanto indígenas como mestizas.
Para ahondar sobre su valor cultural, la jornada de actividades de este primer festival iniciará el viernes 4, a las 15:00 horas, con el taller “Un chocalate sucedáneo no es Cacao Real”, impartido por Antonio Huacash Hernández, de la Academia Mexicana de Cacao. Mas tarde, Enrique Cervantes, de Bonito Tianguis dará la charla “La importancia de comprar de manera justa”. Ambas actividades están dirigidas al público de entre 12 a 19 años de edad.
El sábado 5, al mediodía, se impartirá la conferencia “La historia del Tejate de Oaxaca y una breve representación de la Guelaguetza”. Después, a las 15:00 horas, Rogelio Pedraza de la Academia Mexicana del Cacao, dará el taller “Paradigmas y transformación de Cacao Real”. Y, a las 17:00 horas, Le Camaleon hablará sobre “Aromas y cacaos, arte de maestros”.
Carolina Mejía y Fabricio González presentarán el domingo 6 de octubre, a las 12:00 horas, el libro “La Chinantla, crónicas gastronómicas”. Posteriormente, a las 14:00 horas, Rogelio Pedraza dará la conferencia “El cacaco mexicano hoy día. Retos y paradigmas”. Y a las 17:00 horas, Joes Cacao presentará el libro digital “Del grano a la taza”.
El cacao, una semilla que nos da patria
El cacao fue identificado en estado natural hace unos cuatro o cinco mil años, en las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco en América del Sur, así como en ciertas regiones de Costa Rica. De ahí, la planta se expandió hacia el norte, llegando hasta Mesoamérica donde, según algunos autores, los olmecas fueron los primeros en cultivarla y descubrir su sabor mezclado con agua; le seguirían los mayas y aztecas. Esto está documentado en el libro “Cacao. Alimentos y bebidas de los Pueblos Indígenas de México”, editado en 2015 por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Antes de la llegada de los españoles, en el México prehispánico el cacao era consumido en grandes banquetes sólo por miembros importantes de la élite en acontecimientos como bodas, el acceso al trono, la presentación del heredero o las victorias militares, a manera de chocolate puro, llamado tzih kakaw.
Cuando el cacao llegó a distintas regiones, también se diversificó la manera de tomarlo. Los mayas, por ejemplo, lo bebían frío, al contrario de los mexicas, que lo consumían caliente o tibio. Al tiempo se le agregaron ingredientes como la vainilla, chile, achiote, flores y otras plantas aromáticas, que modificaban un poco su amargura y color. Ya desde entonces también se espesaba con harina de maíz hervida, obteniendo una especie de atole.
Aun cuando el chocolate era considerado un producto de lujo cuyo consumo regular se reservaba a las elites, el cronista Bernal Díaz del Castillo registra la presencia del cacao en el mercado de Tlatelolco, el mas importante de México-Tenochtitlán, y da cuenta de que su uso era generalizado en la población.
La bebida preparada a base de cacao más difundida y conocida hoy en día es el chocolate, sin embargo, en México, los pueblos indígenas fomentaron un consumo puro o mezclado con otros ingredientes. Algunas bebidas de legado indígena que se podrán difrutar durante este festival son el puzunque, de los mochó en la región fronteriza de Chiapas, el chocolate de los chontales de Oaxaca, el tejate de los zapotecos de los Valles Centrales y el bupu o atole espumoso de herencia zapoteca del Istmo de Tehuantepec. Entre otras bebidas y alimentos que surgieron a raíz de la llegada de los españoles y africanos a nuestro país.
La cita para disfrutar de este Primer Festival de Cultura Almentaria. El cacao es en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en Avenida Hidalgo 289, colonia Del Carmen, Alcaldía Coyoacán, Ciudad de México. El horarios es de 10:00 a 20:00 horas. La entrada es libre.