En el año 2019, la UNESCO declaró el "Año Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo", un hito importante para reconocer y promover la diversidad lingüística y cultural de las comunidades indígenas en todo el mundo. Este reconocimiento inspiró acciones en México, donde la LXIV Legislatura de la H. Cámara de Diputados, con el acuerdo unánime de los coordinadores de los diversos Grupos Parlamentarios, decidió incluir a las lenguas indígenas en el desarrollo de las sesiones ordinarias.
Desde febrero de 2019 hasta febrero de 2020, la máxima tribuna de México recibió a 48 hablantes de 45 lenguas indígenas, quienes compartieron diversos argumentos que resaltaron la riqueza pluricultural y plurilingüe del país.
El programa "Las Lenguas Toman la Tribuna 2022" ha mantenido este compromiso al abrir todas las sesiones ordinarias con discursos en lenguas indígenas desde el 21 de febrero de 2022. En este programa, 44 hablantes, incluyendo 20 mujeres y 24 hombres, junto con 2 niñas y un niño, han participado representando a 24 lenguas diferentes y proviniendo de 18 estados distintos.
Además, en 2023, como en años anteriores, se continuó fomentando la participación de hablantes en lenguas indígenas a través de dos convocatorias, en la cual han participado 45 hablantes: 2 niñas, 25 mujeres y 20 hombres, de 31 lenguas diferentes procedentes de 17 estados.
Este esfuerzo continuo refleja el compromiso de México con la preservación y revitalización de las lenguas indígenas, alineándose con la declaración de la UNESCO sobre el "Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas" en 2022. Este enfoque global busca garantizar los derechos de los pueblos indígenas a preservar, revitalizar y promover sus lenguas, además de integrar la diversidad lingüística y el multilingüismo en los esfuerzos de desarrollo sostenible. México, como país miembro de la UNESCO, ha demostrado su compromiso con esta causa y su reconocimiento de la importancia de las lenguas indígenas en su identidad cultural y nacional.
La democracia no existirá ni habrá transformación si las lenguas indígenas y sus pueblos respectivos no se encuentran representados en todos los ámbitos de la vida pública de nuestro país.
En la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU) pensamos, alejados de los romances habituales con los que suele engolarse el tema, que no hay lenguas sin pueblos, pero los pueblos indígenas, como ya se sabe, a pesar de esfuerzos institucionales al respecto, han sido excluidos de las grandes políticas nacionales. Desde esa certeza fue que acudimos al Honorable Congreso de la Unión para entablar comunicación con la Cámara de Diputados, en conocimiento de que es una de las cámaras de cuyo trabajo se desprenden iniciativas, adhesiones, presupuestos que devendrán en la implementación de distintas políticas públicas. Partiendo de que el tema de las lenguas indígenas no es de común conocimiento, decidimos hacer la propuesta de esta iniciativa, cuya finalidad era subir a la máxima tribuna a hombres y mujeres hablantes de su lengua para que, en un ejercicio inédito, se dirigieran a las quinientas curules ocupadas por hombres y mujeres de los distintos partidos políticos mexicanos.
Para que ello ocurriera hubo que proponer un acuerdo, de modo que se declarara pertinente el uso de la tribuna por algún ciudadano común, ya que, según los reglamentos de la propia Cámara de Diputados, esa facultad sólo está prevista para sus integrantes y los servidores públicos en funciones.
Esto es un logro, en tanto que acudieron a la máxima palestra de la nación mexicana hombres y mujeres indígenas, ciudadanas y ciudadanos comunes, para abrir cada una de las sesiones de la LXIV Legislatura, evento extraordinario, puesto que una mexicana o un mexicano común sólo puede subir a ésta, la llamada máxima tribuna, si se invoca la figura de sesión extraordinaria. Así ocurrió cuando los integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), haciendo acuse del olvido y como producto de la Marcha del Color de la Tierra, en 2001, tomaron con su palabra la tribuna en voz de la comandante Esther. Dicho sea de paso y sirva para la memoria, en aquel momento, muchas y muchos legisladores se pusieron de pie sólo para dar la espalda a las palabras que exigían la inclusión de los pueblos indígenas en el proceso democrático de México.
Por eso se subraya la diferencia: este evento que esperamos abra la discusión desde el espacio de la toma de decisiones de este país para el bien de las lenguas indígenas y sus pueblos respectivos. Bien sabemos que una golondrina no hace verano, pero también sabemos que las golondrinas anuncian la lluvia previa a cualquier siembra y, por supuesto, a cualquier cosecha.
La democracia no existirá ni habrá transformación si las lenguas indígenas y sus pueblos respectivos no se encuentran representados en todos los ámbitos de la vida pública de nuestro país. El libro que tiene en sus manos concentra los discursos escritos en cuarenta y cinco lenguas indígenas y su traducción al castellano. Todas ellas hablaron de la inclusión de las lenguas y sus pueblos en materias de justicia, democracia, libertad, territorio; todo esto conjugado redundará en un país que, además de mirarse los distintos ombligos que lo conforman, tenderá los puentes respectivos hacia un futuro que incluya a los pueblos de más antes, a los que llegaron primero.
Ni un hablante menos ni una lengua menos, porque sí, sostenemos: no hay lenguas sin pueblos.
Mardonio Carballo
Director General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas